viernes, 27 de mayo de 2011

tan solo un sueño...

Sucedió todo tan repentinamente que por un momento pensé que no era un sueño.
Llegue al punto de encuentro donde siempre nos citábamos, lo sé, me alegraba y excitaba al mismo tiempo, poder verte después de tanto tiempo…
Conducía precipitadamente por las calles de una ciudad desconocida.
Y te vi, estabas parada justo delante de un gran reloj digital que marcaba las 11:35 de la mañana, corrí hacia ti, empujando a quien fuera que se interpusiera en mi camino, toque tu hombro y volteaste con una sonrisa radiante, No aguante más, te abrase, te bese y llore descontroladamente, me aferre a ti con un miedo terrible de que te separasen de mí.
Conduje hasta que salimos de la ciudad, hablando de todo, del clima, de nuestro trabajo, de nuestros proyectos, de nuestros planes, esperanzas, sueños, ilusiones, todo… hasta que el silencio se hizo y no quedo mas que mirarnos, sonreírnos  y comprender que el silencio en ese momento era el mejor modo de expresar nuestro amor.
Unas casa blanca, grande, encima de una colima discreta era nuestro destino, una casa bonita que nos era tan familiar, rodeada de una valla blanca hecha de madera.
La habitación que fue nuestro punto final por esas horas, era grande, con un gran vitral que daba a un balcón donde se divisaba un gran campo que se antojaba interminable, con un lago como intermediario entre nuestra realidad y los sueños que tal vez nunca alcanzaríamos.
Desnudos, tomados de la mano y recostados en una hamaca para dos, contemplábamos el ocaso, me apretaste la mano, tan fuerte que tus dedos se quedaron impresos en mi piel. Me besaste apasionadamente como solo tú lo has hecho jamás, y susurraste lo cansada que estabas, te tumbaste en la cama, y yo tome mi tiempo para terminar de ver lentamente como el sol terminaba de ocultarse.
Al final me levante y entre… al verte dormir tan dulcemente, fui incapaz de hacer el menor ruido por despertarte, me vestí en el mayor de los silencios, mirándote tranquila y serena, como si ya reposaras en el dulce sueño de los olvidados.
Termine, te vi por última vez: completa, desnuda, perfecta… Una lagrima salió de mis ojos y llorando y con voz quebrada te susurre “adiós.”

No hay comentarios:

Publicar un comentario