Las calles vacías y sin vida de la ciudad de los Ángeles era mi entorno, sombras de almas perdidas en una realidad tan falsa como la libertad misma deambulaban en la cuidad ahora en ruinas.
No imagine encontrar a la que había sido mi casa aun edificada, pero lo estaba, mis pies solo me conducían a este lugar, por pura inercia, susurros de mentiras enterradas en el tiempo se movían con el viento. Entre a una mansión abatida por los años y la soledad que días atrás había sido mi prisión personal.
- Regrese por una promesa – me dije – no a desenterrar mis memorias abandonadas con el paso de mi vida.
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